Capitulo 05. Noches de Tokyo

ALMAS SILENCIOSAS

ESSENCES

Capitulo 05. Noches de Tokyo







«Es en noches como ésta, cuando todos nos sentimos liberados de la tensión diaria. No obstante, cuando todos sonreímos, lloramos, estemos alegres o molestos, sabemos que somos una familia, por siempre.»




2007 Tokyo, Japón



Acostado sobre la cama, una revuelta melena rubia se movía constante hacia cualquier lado, tratando, inevitablemente, de acallar aquellos continuos golpes sobre la puerta de su habitación. Molesto, sus sentidos recobraban su singular y normal agudeza de siempre.

Acostado sobre su estomago, sus puños se cerraron a ambos lados de su cabeza, comenzando a golpear suavemente por la interrupción ocasionada a su dulce y tranquilo sueño.

—Rayos. ¿Por qué no dejan dormir con tranquilidad a la gente? —murmuro con resentimiento mañanero y aún adormecido.



1



—¿Se habrá despertado? —, preguntó risueño un joven de un metro ochenta y dos de altura. Poseedor de una hermosa piel bronceada y de complexión delgada. Su hermosa melena castaña clara llegaba poco arriba de su cadera mientras su mirada rasgada y seductora color azul, observaban a su acompañante de manera divertida.

—No creo que pueda dormir más tiempo después de golpear su puerta por tanto tiempo —razonó con una traviesa sonrisa.

El chico poseedor de una melena blanca con mechones azules claro y naranja. Mantenía su oreja pegada a la puerta para poder escuchar algún movimiento detrás de ella. Su mirada grisácea se expandía agradablemente al escuchar el ruido de la cama y una suave y masculina risa salió de su garganta.

Alto, de metro ochenta y cinco. Su complexión era delgada pero suavemente marcada, de piel blanca y con un dragón debajo de su hombro y sobre su brazo derecho.

—Ya viene

Fue en ese momento que la puerta se abrió para dar paso a un chico de metro ochenta y siete, complexión delgada pero claramente marcado. Su marcado pecho era atravesado por un enorme dragón desde su hombro derecho, bajando recto y atravesando su estomago hasta la parte baja de su espalda. Su piel era clara y suave.

Sus ojos avellana se contornearon molestos al momento de ver ambos rostros alegres y divertidos por despertarlo los fines de semana de la misma manera. El primero, el castaño, con una sonrisa traviesa e inocente al mismo tiempo en sus delgados labios. El segundo, aquel diablito peliblanco con una sonrisa malvada en su delgada y al mismo tiempo carnosa boca.

«Desesperantes», pensaba que era la mejor palabra que definía a aquellos dos —caramba. No entiendo que le ven de divertido despertarme de esta forma —murmuró a ambos chicos al momento que revolvía su melena con ambas manos y frotar seguidamente su rostro.

—Vamos Kiyoshi, no es hora de estar durmiendo —habló el de mechones naranjas a la vez que cruzaba sus brazos detrás de su cabeza.

Kiyoshi, molesto, rodó la vista por el comentario de su amigo y se recargó sobre el marco de la puerta con los brazos muertos a sus costados.

—Yukio tiene razón, anda y vístete que vamos a comer algo —el castaño cruzó sus brazos al momento de inclinarse un poco hacia Kiyoshi —¿O acaso quieres un baño de agua fría dentro de tu linda y cómoda cama? —, mencionó mostrando nuevamente su traviesa sonrisa.

—Maldito Etsuya. Deja de molestar, ya me levante —molesto por su despertar y por las amenazas de aquellos dos, Kiyoshi dio vuelta para empezar a sacar su ropa. Unos pantalones negros, una muda limpia de ropa interior y una playera sin mangas blanca.

Kiyoshi era el tipo de chico serio y alegre al mismo tiempo. Desordenado por naturaleza pero esforzado por sacar buenas notas. Al mismo tiempo era un chico que gustaba de vestir pantalones de cuero que remarcaran su cadera y que usaba playeras sin manga y sin estampados. Vividor del ambiente sano en los clubes nocturnos y amante de la música. Dentro de su habitación siempre su bien cuidada guitarra.

Sin vergüenza ante aquellos dos, empezó a cambiarse —vamos Kiyoshi, no te enojes. Queremos ir a comer y queremos evitar que te molestes como siempre cuando tienes hambre —meloso y cariñoso, Etsuya se acercó para rodear los hombros del rubio.

—Está bien, pero ya deja que me cambie —, suspiró resignado estirando su brazo derecho para acariciar aquella cabeza que se encontraba recargada sobre su hombro. No podía enojarse por mucho tiempo con Etsuya, la razón principal, era que siempre que lo hacía, éste siempre terminaba abrazándolo sin querer soltarlo hasta que su mal humor se esfumaba.

—Ok. Pero apresúrate que quiero además, comprar algunos libros —Etsuya era el tipo intelectual, aquel joven amante de los libros que siempre sacaba buenas notas a pesar de no esforzarse en estudiar.

—Vamos a la sala Etsuya, para que despabile un poco —Yukio, un joven amante de la música. Guitarrista y vocalista de un grupo que se abría pasó poco a poco en los clubes nocturnos. Vestía siempre pantalones un poco holgados, playeras con estampado y chalecos tipo invernal. Un joven algo desordenado y despreocupado.

—Ok. Ya voy —murmuró aburrido el castaño. Soltó a regañadientes al rubio y salió del cuarto acompañado de Yukio.

—Que cansancio —murmuró finalmente solo y despierto, enterrando su cabeza entre sus manos.

Terminó de vestirse al momento de ponerse sus zapatillas deportivas en negro dirigiendo sus pasos al cuarto de baño. Dejó salir el agua fría del grifo para con sus manos, empezar a mojar su rostro y cabello.

Alzó la cabeza para poder mirar su perfil en el colgante espejo colocado justo arriba del lavamanos. Su rostro finalmente lo observaba más despejado, su mirada avellana y su expresión facial relajados después de la mojada.

Se acomodó un poco su fino y delgado cabello para dirigirse a la sala, lugar donde ambos chicos le esperaban alistados para salir.



2



—Deberías decirle lo que sientes. Llegará el momento en el que encuentre a alguien que quiera y entonces, lo vas a perder Etsuya —murmuro Yukio acomodándose sobre el sofá negro de piel de la hogareña sala.

—No sé de qué hablas —actuando normal, Etsuya empezó a coger su celular y su cartera, guardando los objetos en sus pantalones color hueso.

—Sabes a lo que me refiero. Es mejor que vayas pensando en lo que podrías perder si sigues guardando tus sentimientos —Yukio le miró fijamente con los brazos cruzados detrás de su cabeza.

—Es mejor que no te metas en lo que no te importa Yukio —advirtió mirando por encima de su hombro al peliblanco «¿No sabes que lo puedo perder?», pensaba al momento que arrugaba su entrecejo.

—Lo estoy diciendo por el bien de ambos. Creo que ya necesitan decidirse si van o no enserio —susurró cerrando su grisácea vista. Definitivamente, como decía Etsuya, no debería estar metiéndose donde no le importa, no obstante, las acciones de ambos le decía que podrían iniciar una relación de pareja sin que repercutiera en la vida de ambos.

—Deberías callarte si no sabes lo que dices —encaró a Yukio molesto. Se acercó quedando cara a cara y recargando sus manos a ambos costados de la cabeza del otro joven que al observar su acción, bajo ambos brazos a sus costados.

—Sé perfectamente que no siente nada por mí además de un amor fraternal. Si me atrevo a abrir la boca. Entonces si lo voy a perder —terminó recargando su cabeza en los hombros de Yukio, melancólico y realista.

Yukio decidió cerrar la boca, simplemente pasó su brazo por los hombros del castaño suspirando resignado «Realmente eres un necio y evasivo. Etsuya», pensó escuchando los pasos de Kiyoshi.

—Es mejor que despejes la cara. Kiyoshi viene. Si te ve melancólico, va a empezar a molestar hasta que le digas la verdad —alejando a su amigo, Yukio sonrió tierno y conciliador.

—Ok. Pero por favor. Olvídate del tema. No le voy a decir nada —sentenció poniéndose recto. En ese momento, Kiyoshi entró a la sala sintiendo el pesado ambiente, mas prefirió no mencionar nada al respecto.

—Y bien. ¿A dónde vamos? Son las dos de la tarde —cuestionó cruzando los brazos. Aún sentía un poco de pesadez en su cuerpo. La razón, se habían pasado la noche tomando alcohol y escuchando música hasta las ocho de la mañana. Razón suficiente para no dormir el tiempo necesario y de su mal humor.

—Vamos Kiyoshi. Quita esa cara —mencionó con una sonrisa Yukio —vamos a comer al centro comercial y después a comprar los dichosos libros de Etsuya, y si quieres, pueden acompañarme al SixtyMusic para mi pequeño concierto —invitó mirando a ambos.

SixtyMusic era el club nocturno más famoso en ese entonces en la ciudad de Tokyo. El lugar era visitado por una gran cantidad de jóvenes nipones. También era conocido por la invitación de nuevos talentos en el ámbito musical, tanto amateurs como profesionales.

—Perfecto. Me apunto. Un poco de música y baile relajará mis nervios ―, Etsuya emocionado, afirmó a la invitación. Recargando sus brazos y cadera en el comedor— ¿Qué dices Kiyoshi? ¿Vienes con nosotros? —volteó a observar atentamente la respuesta de su rubio amigo.

—Creo que voy. La semana pasada no fui por los estúpidos exámenes así que a relajar el cuerpo —sonrió Kiyoshi con diversión y lujuria pensando encontrar a alguien con quien pasarla bien esa noche.

—Deja de pensar Kiyoshi, te vas a enfermar de la cabeza —se burló Yukio poniéndose de pie —entonces vamos —finalizó abriendo la puerta del departamento.

Etsuya simplemente los observó y suspiró saliendo al último «así tiene que ser. Él con su vida, y yo con la mía», terminó el tema. Sabiendo que en cualquier momento podría perder, posiblemente, al amor de su vida.

Se volteó y corrió para alcanzar a sus amigos que se encontraban esperando el elevador. Al llegar terminó abrazando a ambos por el cuello. Era reconfortante, difícil de manejar la situación en la que se encontraba, pero mientras pudiera permanecer a lado de Kiyoshi, no le importaban sus sentimientos. Eso era lo que pensaba, hasta ese momento.

Kiyoshi por su parte, sentía un gran cariño por ambos. Desde que se habían conocido, los tres habían compartido grandes momentos. Encontrar a una familia independiente a la que tenía, le hacía sentir tranquilo y cómodo. No podría olvidar el momento en que los tres decidieron rentar ese departamento.



2006 Tokyo, Japón



Se detuvo para observar el enorme edificio que se alzaba frente a sus ojos y revisó la dirección apuntada en el papel que portaba en su mano. Cuando observó que era la correcta, se adentró al edificio con una alegre sonrisa en sus labios.

Esperaba el elevador cuando un chico de su edad, un poco más bajo que él y de extravagantes cabellos tricolor se paró a su lado. Aquel chico escuchaba rock-metal. Por Dios, escuchaba la música a dos pasos de él.

—Buen día —escuchó una suave y masculina voz a su otro costado. Otro joven más bajo de estatura pero de piel bronceada clara y un hermoso cabello castaño que caía hasta la altura de su cadera.

—Buen día —regresó el saludo justo en el momento en que el elevador llegaba.

Después de subir al ascensor, se dispuso a presionar el botón del cuarto piso. Coincidencia o destino. No lo sabía, no obstante la situación fue curiosa ya que, un par de manos se encontraron con la suya, provocando que tres pares de ojos se encontraran.

Las risas por aquella situación, no esperaron por aparecer, haciendo el ambiente cálido y cómodo. Finalmente, el peliblanco fue quien presionó el número de piso para después quitarse uno de sus audífonos.

—Supongo que van al cuarto piso. ¿Verdad? —sonriente, se recargó a lado del control del elevador mientras observaba a sus acompañantes.

El castaño y Kiyoshi asintieron mostrando una expresión agradable e imitaron la acción del peliblanco en las distintas paredes del estrecho lugar.

—¿Viven en este edificio? —preguntó un rostro pintado de curiosidad aquel chico de mirada castaña.

—No. Vengo a rentar un departamento —Kiyoshi volvió a observar el papel en su mano, para asegurarse de no equivocarse con el numero del domicilio al cual se dirigía.

—Igual —escueta pero amable fue la respuesta del peliblanco observando la selección de música de su IPOD.

Una suave risa salió de los labios del otro chico —Yo también vengo a lo mismo. Qué casualidad —mencionó captando la atención de ambos.

—405 —pronunciaron al mismo tiempo. El estrecho lugar se inundó de risas entonces. La suave y amable voz del castaño; la gruesa y delgada voz del peliblanco; y la fuerte y masculina voz de Kiyoshi. Mezclaron una agradable música.

—Me había dicho la señora que tendría que compartir el departamento pero —se interrumpió al momento de mover la cabeza a ambos lados —no pensé conocerlos de esta manera —sonrió inclinándose para presentarse —Taguchi. Etsuya Taguchi —finalizó.

—Nishima Yukio —al momento, apagó su IPOD para prestar atención a sus nuevos compañeros de cuarto —Qué bueno compartir casa con gente de mi edad.

—Yamamoto Kiyoshi —metiendo sus manos en aquella chamarra afelpada, Kiyoshi sintió una agradable comunión con ambos —tienes razón. Hacerlo con gente mayor es aburrido y molesto —mostró fastidio en el rostro al terminar su comentario.

Después de unos momentos de un silencio acogedor, momento en donde se observaron analizándose mutuamente, las puertas del elevador se abrieron. Un pasillo tranquilo, con algunas macetas adornando algunas puertas.

«Aquí vamos», pensó con alegría. Sentía que acababa de encontrar una familia nueva después de tantos problemas con la suya propia.



2007 Tokyo, Japón



No se equivocó, aunque sus pensamientos al respecto habían sido apresurados, Yukio y Etsuya se habían comportado como su propia familia, como hermanos más que como amigos.

—Finalmente. ¡Hora de comer! —Cerró su mirada alegre que era acompañada por una sonrisa hambrienta y una suave caricia en su abdomen —después de hacerme caminar tanto… que malos amigos tengo —el puchero realizado, solo ocasionó una simpática reacción de los demás.

—Fuiste tú quien terminó pasando de tienda en tienda —risueño comentó Etsuya que con su mano agitaba su preciada compra —solo compré una novela que deseaba y terminaste encantado con la ropa —cruzándose de brazos, tomó asiento a su lado.

—Tiene razón, Kiyoshi. Pareces mujer, escogiendo ropa hasta el hartazgo —, a Yukio le dolían los pies de tanto caminar tras su rubio amigo. Caminar hasta escoger lo que más le agrada, era fastidioso porque solo terminaba comprando unos jeans o una camisa, no obstante, no podía evitar mirar su cambiante rostro que tan divertido le parecía cuando no le gustaba la ropa que escogía.

—No me regañen, ya vamos a comer y a descansar un tiempo, no se quejen tanto —ambos rieron al mirar aquel fingido drama.

Sí, así debería sentirse una verdadera familia, los hermanos que no pudo tener porque era hijo único. Porque había perdido a su padre en un accidente de tránsito. Porque su madre no pudo amar a nadie más.

Agitó los pensamientos que provocaban su tristeza, no era momento de pensar en esas cosas—¿A qué hora vamos a ir a tu pequeño concierto? —preguntó sacando de los temas triviales a Yukio y Etsuya.

—Tengo que estar a las seis para probar los instrumentos. ¿A qué hora quieren llegar ustedes? —Yukio quisiera llegar con ambos, más el compromiso que tenía era importante y no podía fallarle a su grupo pues la presentación de esa noche podría catapultar un evento importante en su vida. No cualquier día se iba a tocar al lugar más cotizado del momento.

—Sería bueno si llegamos a las 10:00 de la noche, para ese momento el ambiente será muy bueno —la sonrisa pervertida e inocente que mostraba Etsuya, verdaderamente le daba miedo cuando de divertirse se trataba el asunto.

Etsuya era el típico chico de cara inocente y comportamiento de niño, mas cuando se mostraba ante la gente, la locomotora dentro de él, era una maquina de diversión y bromas, comprensivo e inteligente.

—Llegaremos a esa hora entonces. Tu presentación es a las 11:00, ¿No es cierto? —Yukio asintió confirmando lo dicho por Kiyoshi —entonces tendremos que encontrar también un buen lugar —sonriendo cálido, Kiyoshi observó a Yukio dando a entender que por nada se perderían su presentación.

Yukio por el contrario, era lo que su apariencia aparentaba. Un chico desorganizado y despreocupado, amigable y carismático, con un potencial grandioso para la música. Un gran consejero cuando hablaban de cosas importantes y una ayuda cuando se metían en problemas.






3



Yukio respondió al gesto dedicando a consumir sus alimentos escuchando los planes que realizaban para ese día. El ambiente siempre era agradable con aquellos dos, alegre y simple, un cálido calor familiar.

—Amigos, yo me retiro. Estos son los boletos para que entren. Nos vemos —. Yukio observó la hora, 5:30 de la tarde, habían pasado largo tiempo platicando y ya había dado el momento de partir hacia el SixtyMusic, por lo que se levantó despidiéndose de ambos —Nos vemos dentro de un rato —agitó su mano, saliendo del lugar.







4



—Tatsuya, entiende por favor… No puedes estar haciendo lo que quieras en cada escuela que vas —manejando por las transitadas calles de Tokyo, Soun Katoo se encontraba riñendo a su protegido.

—Siempre he hecho lo que me viene en gana, así que no me vengas con ese discurso otra vez —reclamó Tatsuya con cansancio de esa plática, por supuesto que indeseada, por lo que, comenzó a mirar el paisaje que se le presentaba por la ventanilla.

—He estado discutiendo contigo, que ese comportamiento no te llevará a nada bueno. ¿Por qué no terminas de entender lo que te digo? —, molesto de tener siempre el mismo discurso hacia Tatsuya, Katoo se vio obligado a preguntar su necedad de tantos malos reportes —has sido expulsado nuevamente.

—Es mi manera de ser —cortante fue la respuesta que recibió. Tatsuya, no queriendo tener más problemas, trató de ignorar a su tutor. A aquella persona que lo había arropado después de tanto tiempo.

—No es común que acepten ingresados a mitad de curso —, comenzó con su mirada fija en el tránsito —así que te voy a advertir una cosa. Si te vuelven a expulsar por mal comportamiento, viajarás conmigo a donde sea que vaya. Es mi última palabra —. Sentenció Katoo, observando de reojo al castaño.

En un rápido movimiento, Tatsuya volteó su perplejo y molesto rostro. El pelinegro sabía que no deseaba marcharse de Japón, no obstante, a pesar de haberle complacido con aquel capricho, ahora le mandaba una sentencia —no puedes estar hablando enserio —dijo con su acostumbrado tono retador.

—Oh! Claro que puedo. Soy tu tutor. ¿Acaso lo olvidas? —una sonrisa triunfante salió de su rostro cuando escuchó el suspiro de resignación por parte de Tatsuya. Aquel gesto lo hacía después de tener la batalla perdida con él.

—¿A dónde vamos ahora? —, preguntó. Recargó su codo en la ventanilla y apoyó su mejilla en su puño dirigiendo su vista hacia adelante con indiferencia.

—Al SixtyMusic.

—¿De nuevo como cazatalentos?

—Me lo pidió de favor un compañero de trabajo. Mencionó que los grupos que se presentan hoy, son una recomendación del mismo dueño del local— si, Soun Katoo estaba deseando tener enfrente aquellos grupos para observar el talento que tanto decía Kousuke.

—Es decir, que vamos a ver a gente que no sabes si tienen la capacidad de ser artistas. Felicidades —, mencionó con ironía al tiempo que rodaba la vista.

—Bien. Te propongo un trato —, sus palabras llamaron la atención de Tatsuya, quien enseguida volteó el rostro ―: Te dejo estar sin mi compañía en el SixtyMusic a cambio de que, cuando te mande un mensaje, salgas del local para poder irnos. ¿Qué dices? — propuso Katoo, no necesitaba mirar al chico para saber que aceptaría.

—¿A qué hora llegaremos? — preguntó con entusiasmo, acomodando en el transcurso del viaje, su cabello con ambas manos.



5



Suspiró con algo de cansancio, desde que había dejado a Kiyoshi y Etsuya, el chico de cabellos plateados había estado ensayando con su grupo en el escenario del local.

«Ahora que se presenta esta oportunidad, sería un tonto si la dejo escapar». Tomó una botella de agua y desenroscando la tapa, empezó a beber su contenido.

—Buenas tardes Kousuke-san —escuchó decir desde la entrada a los trabajadores del lugar.

—¿Han terminado su ensayo? Porque espero un espectáculo sensacional de su parte —, Yukio observo de reojo a la persona que acababa de entrar, un hombre de treinta y cinco años, cabello negro y tez morena. Sonrió.

—No se preocupe Kousuke-san. Tenemos preparado algo genial, pero… ¿A qué viene esto? Digo, con respeto —. Yukio se mostraba algo intrigado, por lo que, la curiosidad se pintó en su grisácea mirada, al tiempo que se dirigió al pelinegro.

—La razón es muy simple —, mencionó Kousuke con una sonrisa, un gesto amable y al mismo tiempo firme. —Tienen un potencial estupendo, así que me tomé la libertad de llamar a un conocido productor mío para que viniera a verlos.

Entonces el aire se le escapó y su mente se puso en blanco, acciones provocadas por el estado de shock en el que entró después de recibir la noticia.

—No me vayan a decepcionar. Espero mucho de ustedes Yukio —fueron las últimas palabras de Kousuke, al tiempo que se dirigía a su oficina.

—No lo vamos a hacer, téngalo por seguro —susurró el chico con una sonrisa en el rostro. Con determinación volteó hacia sus compañeros, estaba dispuesto a darles la noticia, no obstante, el aparente ataque de nervios que observaba en ellos, le indicó que no era el momento de hacerlo.



6



Se encontraba desesperado, mirando el reloj que colgaba en una de las paredes de la sala-comedor del departamento y tamboreando los dedos de su mano derecha. Suspiró. Le desesperaba que lo hicieran esperar, algo natural en sus amigos.

—¡Apresúrate Kiyoshi, quiero llegar temprano! —murmuró con premura Etsuya, quien esperaba sentado en una de las negras sillas del comedor.

—Tranquilo Etsuya, todavía tenemos tiempo —Kiyoshi salió de su habitación acomodando su rubio y largo cabello, —además, ya estoy listo —menciono con una despreocupación desesperante para alguien que perdiera la paciencia con facilidad.

Lamentablemente, el castaño cambiaba de humor como de calcetines—Lo que sea, pero ya vámonos —, molesto con Kiyoshi, se levantó de su asiento tomando su celular, cartera y boletos de entrada que les había proporcionado Yukio horas atrás.

—¿Por qué tanta la urgencia por irnos? —, fue la pregunta realizada por Kiyoshi con algo de extrañeza al momento de dirigirse hacia él.

—Solo quiero ver a Yukio desde un lugar cercano… —susurró en voz baja. La verdad es que sentía algo en su interior, tenía la sensación que iba a suceder algo que provocaría que perdiera a sus dos amigos, pero solo era un presentimiento. —Eso es todo—. Terminó para encaminarse a la entrada del lugar.

«De acuerdo, ya no pregunto», —vamos, ya estoy listo — mencionó con preocupación por la actitud de Etsuya, era demasiado extraño verlo hablar con tristeza mal disimulada, pero prefirió no darle más vueltas al asunto, —a divertirnos—, dijo Kiyoshi al pasar su brazo por los hombros del otro chico.



7



El elegante automóvil negro de Soun Katoo, acababa de entrar al estacionamiento elevado del lugar. Katoo que paraba en un espacio libre, volvió el rostro para observar al chico a su lado. Una sonrisa floreo en su rostro, el pelilargo se encontraba dormido después de haber hecho tanta rabieta. —Baja de una vez Tatsuya, hemos llegado —le dijo con suavidad a su protegido al sacudir su hombro izquierdo.

—Hombre, que sueño — Tatsuya abrió la vista tratando de acostumbrarse al alumbrado del sitio para después estirarse de piernas a brazos—; ¿Este es el lugar?—, menciono al salir del automóvil. Katoo solo asintió a su pregunta al momento de activar la alarma.

—Quiero que te comportes— ante las palabras de Katoo, Tatsuya rodó su castaña mirada fastidiado, —sólo no quiero que tomes demasiado… ¿es mucho pedir eso… Tatsuya? —menciono el hombre. Tatsuya solo asintió inconforme, —Gracias—, y sonrió al momento que bajaban por la escalinata del estacionamiento.

Al encontrarse frente al local indicado por Katoo, Tatsuya agrando su vista por un instante, —con que este es el SixtyMusic—. Observó el exterior sorprendido, esperaba algo más espectacular que esa entrada tan sencilla, no obstante, la cantidad de gente haciendo fila le indicó que era un buen sitio para divertirse —parece un lugar interesante — finalizó siguiendo los pasos de su tutor.

—Es uno de los clubes nocturnos con mayor fama en Tokyo — murmuró deteniéndose en la entrada solo para mostrar una tarjeta, el guardia de inmediato le abrió paso sacando una sonrisa de agradecimiento de Soun.

«No lo parece», pensó Tatsuya sintiendo el brazo de Katoo en su espalda dando a entender al guardia, que era su acompañante.

—Acompáñame con el dueño del local y después te puedes ir a donde quieras—, le dijo Katoo dirigiendo sus pasos hacia una escalera al fondo del local. En la parte superior, una serie de puertas cubrieron su vista.

Con seño fruncido por la confusión, Tatsuya observo a Katoo tocar una de ellas, tras el permiso, se permitió abrirla. Solo entonces le siguió. Era una oficina cubierta de fotografías enmarcadas con artistas y productores. La pintura era de color blanco en las paredes con el piso color azul oscuro.

Katoo por su parte, observaba al hombre sentado frente al escritorio, —Kousuke, veo que cada vez aumenta la fama de este lugar —sonriente ante la sorpresa del otro que levantaba la vista apresurado.

—Soun, hace bastante tiempo que no te veía—, se levantó para abrazar amistoso al pelilargo, —y dime… ¿qué paso con Ji-Young? Pensé que vendría él—, dijo separándose del otro hombre al momento que pensaba la razón por la que Soun Katoo se encontraba en su local.

—Tenía compromisos importantes que atender y me pidió que viniera en su lugar… —murmuró con una sonrisa— espero que no te moleste —caminó un poco por el lugar hasta recargarse en el respaldo de un sillón de una colección de tres.

—Claro que no, si te lo pidió a ti es porque conoce tu capacidad —Kousuke sabía que, si Ji-Young, uno de los coreanos más famosos de Asia en encontrar talentos y lanzarlos a la fama, le confiara una visoria a alguien más es porque tenía capacidad, en especial, si ese alguien, era Soun Katoo.

—Por cierto, quiero presentarte a mi protegido, el es Tatsuya Katsumoto —mencionó al pararse junto al castaño— Tatsuya, el es Kousuke Kenji, el dueño de este lugar —concluyó guiándolo hacia su colega.

—Es un gusto conocerle Kousuke-san —saludó entonces, después de que había permanecido recargado a lado de la puerta, callado, aburrido y, porque no decirlo, un poco fastidiado de que le ignoraran.

—El placer es mío Tatsuya —lo había visto, no obstante, a Kousuke le había sorprendido tanto que Soun se presentara, por lo que olvidó preguntar por el joven —Soun, no me mencionaste que tenías a alguien bajo tu tutela —y era cierto, Katoo, en todas las llamadas que habían tenido, no había hecho mención a ningún niño bajo su cuidado.

—Bueno, es que no se había dado la oportunidad —con su eterna sonrisa, mantenía a Tatsuya rodeado de los hombros, al tiempo que sostenía una agradable mirada a Kousuke.

«Esto se convirtió en un fastidio», pensaba Tatsuya con el disgusto reflejado en su rostro —¿Me puedo retirar ya Katoo? Es aburrido estar esperando —hizo notar su descontento, de brazos cruzados y con el entrecejo fruncido, enfrentando cara a cara a Soun.

Suspiró —Anda, vete antes de que me arrepienta niño— empezaba a hartarse de esta situación, en verdad necesitaba unas vacaciones importantes ante el comportamiento tan caprichoso y desinteresado de Tatsuya.

—Ya te he dicho que no soy un niño —, enojado con esa misma palabra, Tatsuya se dio la vuelta para retirarse de ese lugar tan fastidioso y de la molesta presencia que se había convertido su querido tutor.

—Si como sea —ya sin darle tanta importancia, Katoo solo observó la salida del más joven que con agresividad había estado a punto de azotar la puerta.

—Es un poco frío contigo —sonrió Kousuke «es un niño interesante», pensó al observar la moneda que había ganado Katoo al encontrarlo, no obstante, por ahora no le diría nada.

—Bueno, acabo de tener una riña con él, así que está molesto —, Katoo simplemente no habló más sobre el asunto de Tatsuya, después de esa noche, vería que hacía, por lo mientras, era momento de trabajar.



8



Bajaba las escaleras con molestia y fastidio. Le hartaba tanto que Katoo lo amenazara con sacarlo de Japón, y sobre todo que lo tratara como a un niño, por lo que, en esas ocasiones se envolvía en un mal humor que solo conseguiría sacar con baile y alcohol.

—Vaya gente con la que se rodea, que desesperante —murmuraba al recordar a aquel señor, con tan solo verle, le provocaron nauseas, su carácter parecía igual a la de su tutor, «Qué horror», pensaba.

Ensimismado, no se percató de la otra persona que venía de frente por el pequeño corredor. Inevitablemente, terminaron chocando y cayendo hacia tras.

Se levantó de inmediato al observarle tirado —lo siento, no me fijé por donde iba… —trató de hablar, ofreciendo ayuda al otro para levantarse, no obstante, el castaño lo interrumpió, como era costumbre con su estado de ánimo.

—Podrías tener más cuidado —ese día parecía que empeoraba con cada paso que daba, pero al observar la blanquecina y delgada mano que se presentó frente a él, parecía estarse equivocando esta vez.

Sonrió al observar que aceptaba su ayuda, una vez de pie, ambos empezaron a recoger sus regadas cosas.

Tatsuya, conforme le ayudaba, empezó a darse cuenta que eran letras de canciones las hojas que se habían esparcido, por lo que, solo una idea le vino a la cabeza y no pudo más que preguntar. Alzó finalmente el rostro observando al peliblanco con rayos naranjas que tomaba con tranquilidad sus pertenencias, «parece que si puede irme mejor este día», y sonrió.

—¿eres un integrante del grupo que va a tocar?

Alzó el rostro observando aquel fino rostro y sonrió ante la belleza frente a él, —sí claro, soy Yukio Nishima, mucho gusto — se inclinó respetuoso al momento de presentarse, y gracias a que no apartó su mirada, pudo observar una sonrisa de parte de su accidental acompañante.

—Tatsuya Katsumoto. Dime, ¿tocas instrumento o eres el vocalista? —Tatsuya tenía que aceptar que el humor le había cambiado, pues el haber encontrado a un chico de su edad, con un hermoso cabello y rostro, pero sobre todo, que tenía frente a él, a alguien con gusto en una actividad artística, igual que él mismo por el modelaje.

—La guitarra y soy el vocalista —Yukio sonrió al recargarse sobre la pared del, algo estrecho, corredor.

—Vaya, qué sorprendente, espero que me diviertas —se recargó con coquetería, apoyando su hombro del mismo lado de Yukio, no obstante, su brazo derecho sostenía el izquierdo por el hombro.

—No necesitas mencionarlo —dijo con una ligera sonrisa, no obstante… —por cierto, no eres de Tokyo, ¿verdad? —algo le había llamado la atención a Yukio y eso era el acento de su voz al igual de algunas variaciones en su japonés.

—Soy de Osaka —menciono despreocupado Tatsuya empezando a escuchar el ruido de la música en el lugar. Dispuesto a irse, se enderezó —espero volver a verte Nishima —dicho esto, se dirigió en donde el ambiente empezaba a formarse.

Yukio le observó unos momentos, el fino cuerpo de aquel joven misterioso que le había atraído, sin saber la razón, su extraño comportamiento le había gustado, —Tatsuya—y el chico volteó a verle deteniendo su paso—no tengo nada que hacer por ahora, ¿quieres tomar algo conmigo? —se atrevió a decir, quería conocer a Tatsuya Katsumoto.

Y Tatsuya sonrió, sensual y divertido, como lo había sido desde hace algunos años con todos, —¿por qué no? Es buena idea… ¿puedo decirte Yukio?—, ante la pregunta, el peli-plata sonrió y asintió dirigiéndose a su lado para continuar hacia una mesa del lugar.

Escogieron una mesa cercana al escenario para que pudiera Tatsuya observar el espectáculo que en unos minutos comenzaría. Pidieron un par de bebidas alcohólicas, en específico, una cerveza cada uno. La plática siguió con comentarios del local, con la vida artística de Yukio, con algunos detalles, mínimos, de la vida de Tatsuya, nada relevantes ni comprometedores.

Yukio y Tatsuya conectaron de inmediato, sin darse cuenta que eran más parecidos que cualquier otro. Sonrisas y algunas risas ocasionales en unos comentarios que causaron gracia en ambos. Un sentimiento de amistad nacía en ambos, una sensación de deseo por el otro. Y ninguno sentía que la atracción en los dos podría ocasionar otras situaciones entre ellos.



9



Bajaron del deportivo gris de Kiyoshi al momento de llegar a su destino. El rubio con el ánimo por los cielos para disfrutar de una gran noche. Etsuya con un genio incomparable por los inconvenientes vividos durante el recorrido.

—Es terrible. Este tráfico me va a matar un día—, habían tardado una hora en llegar al SixtyMusic por el tráfico en día sábado. Un verdadero dolor de cabeza para Etsuya que acostumbraba a ser puntual con la hora en la que quería llegar o simplemente acordaba con alguien más. Así que, cruzado de brazos bajo del auto con mal genio adelantándose a la fila de entrada.

Kiyoshi sonrió con gracia, le divertía verle enojado, su rostro parecía el de un niño haciendo pucheros. Bajó y de inmediato activó la alarma para cerrar el auto, entonces le alcanzó, —no te molestes. Mejor vamos a divertirnos, ya verás que se te olvidará el mal momento —le abrazó para tratar de tranquilizar un poco su mal humor.

—Lo que digas, pero de igual forma tendremos que esperar nuestro turno para entrar —deteniéndose en la fila, Etsuya veía que aquello iba a demorar un tiempo más y su gesto se acentuó, seguro no encontrarían lugar para sentarse.

—Eres un gruñón ¿Sabías? —Kiyoshi agradecía que Yukio no estuviera con ellos porque entonces el humor de Etsuya empeoraría debido a las burlas que haría su amigo con su complicidad.

—Deja de molestar Kiyoshi —Etsuya se volvió dando la espalda al momento de escuchar la risa del rubio.

—Mira, están avanzando —mencionó Kiyoshi instando a Etsuya a caminar detrás de los demás clientes que ansiosos hacían gran bullicio.

—¡Al fin! Ya empezaba a desesperarme

Kiyoshi solo sonrió al observar el ánimo que mostraba el castaño al momento de avanzar. No podía evitarlo, le gustaba observarles y también le tranquilizaba que, tanto Etsuya como Yukio, se divirtieran mostrando aquella sonrisa alentadora que solo ellos podían transmitirle.

Cuando ingresaron, la gente había abarrotado las mesas. Decepcionado, Etsuya comenzó a buscar un lugar cercano, que, aunque se quedaran parados, pudieran observar la actuación de Yukio cerca del escenario.

—Vaya, que es famoso este lugar —murmuró Etsuya entristecido de cierto modo, y suspiró.

—Es cierto, ya se encuentra repleto, no me extraña que tanta gente se quede fuera —Kiyoshi daba su observación mirando a su alrededor tratando, inútilmente, de buscar a Yukio.

—¡Ah! Mira hacia allá Kiyoshi —Etsuya se encontraba sorprendido por lo que su vista veía. Frunció el entrecejo para poder distinguir al chico que en ese momento les daba la espalda.

—Vaya, veo que no desaprovecha el tiempo —mencionó Kiyoshi con voz pervertida y divertida al mirar a Yukio en compañía de ese castaño que, a lo lejos, era un bombón.

—Vamos con él —en ese momento, justo después de ver a aquel chico en compañía de Yukio, en el interior de Etsuya empezaba a crecer una inseguridad nada típica de él.

—Estas intrigado, ¿verdad? —expresó Kiyoshi al sentir el jalón en uno de sus brazos. No obstante, ese día, Etsuya se había comportado extraño todo el tiempo y eso lo mantenía intranquilo.

—Cállate que tu también lo estas —, le dijo Etsuya sonriendo, —pervertido —susurró al observar aquella sonrisa que poseía, tan linda pero al mismo tiempo llena de deseo por una noche con un final sexual para complacerse el mismo Kiyoshi.

Finalmente, después de observar por un corto lapso de tiempo a Yukio y aquel hombre extraño, ambos decidieron ir a su encuentro.

Kiyoshi, conforme iban acercándose, comenzó a sentir un imán en su mirada que solo se dirigía al desconocido. Un tiempo que le pareció una eternidad cuando finalmente pudo escucharle, un timbre de voz aguda y fina. Observó entonces, Yukio les había reconocido a la distancia, por lo que, animado, empezó a realizar señas con uno de sus brazos a modo de saludo. Entonces se embelesó, el castaño volteó y finalmente pudo admirar el rostro fino, sin imperfecciones y sensual que poseía.

—Yukio, me alegra que apartaras una mesa —Etsuya se encontraba aliviado por una parte, después de hacerse la idea de quedarse parado, su querido amigo Nishima aparecía sentado en una mesa. Por otra, la intranquilidad se incrementó al voltear a ver a Kiyoshi, entonces se encontró con que el rubio no había apartado la vista de aquel joven desconocido.

—Sabía que te molestarías por no encontrar lugar así que decidí escoger una mesa con su ayuda —, señaló a Tatsuya quien regaló una sonrisa a los recién llegados— Kiyoshi, Etsuya… les presento a Tatsuya —presentó Yukio a su acompañante.

—Tatsuya Katsumoto —Tatsuya no había pasado por alto las miradas de ambos chicos. Etsuya, el chico de cabellera castaña clara, le miraba con incomodidad y desconfianza. En cambio, Kiyoshi, le miraba con intriga y deseo, como lo había hecho desde el principio Yukio.

—Dime Tatsuya… ¿es la primera vez que vienes? —preguntó Kiyoshi al salir de su estupor. Decidido, tomó asiento a un lado de Tatsuya, quien simplemente sonrió. Por su parte, Etsuya no tuvo otra opción que sentarse frente a Tatsuya, convencido a solo escuchar la conversación de los demás. Incómodo con la presencia desconocida llamada Tatsuya.

—Sí, acabo de llegar a Tokyo así que no conozco la zona —reconoció Tatsuya tomando un trago de la segunda cerveza que llevaba esa noche, «qué incomodidad, podría ese chico dejar de verme así», le mantenía alerta el actuar de Etsuya, no lo conocía de nada pero la negatividad que sentía de aquel sujeto le ponía de mal humor y eso le desesperaba.

—Si quieres, otro día puedo enseñarte la zona —invitó sonriente Kiyoshi ante la silenciosa inconformidad de Etsuya y Yukio, aunque el segundo era porque tenía la misma intención con Tatsuya.

Tatsuya agradeció el gesto e inclinó su cabeza un poco en dirección a la mesa —que amable, aunque no tienen que preocuparse, mi familia conoce Tokyo —, y era cierto, Katoo, por su trabajo, conocía todo Japón y muchas partes del mundo por lo que se había encargado en días pasados a enseñarle la ciudad.

—Qué lástima, nos hubiera gustado conocerte más —dijo con decepción Yukio tomando de su bebida.

—¿Qué edad tienes Tatsuya? —entonces intervino Etsuya, ese chico parecía más grande que ellos por su forma de actuar. Siendo analítico, característica típica en él, pudo observar que Katsumoto había vivido más de lo que aparentaba.

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—Eres de nuestra edad, aunque no lo aparentas —Etsuya trato de ser amigable, aunque no se notara lo suficiente puesto que Tatsuya comenzó a incomodarse, situación que, por supuesto, notaron sus acompañantes.

—Chicos, venimos a divertirnos… ¿por qué no entramos en calor?

—Yukio tiene razón, mejor vamos a la pista —le siguió Kiyoshi al observarles, era claro que a Etsuya no le había caído bien Tatsuya. Decidido, se levantó para arrastrar a su castaño amigo al centro de la pista mientras que Yukio hacía lo mismo con Tatsuya.

—¿Qué es lo que te pasa hoy Etsuya? Has estado extraño —expresó Kiyoshi frunciendo la mirada en un rincón distinto del lugar.

—No ha sido un buen día, mi cabeza tiene preocupaciones… —y cortó, no le iba a decir nada más. Bajó la mirada solo para esquivar la del rubio.

—Pero no tenías que comportarte así con Tatsuya —señaló sin entenderle, ese carácter era extraño en él puesto que el castaño era un chico tranquilo que siempre se mostraba con una sonrisa ante todos.

—Ese sujeto no me calló bien —y era cierto, Tatsuya Katsumoto le había dado un mal presentimiento, sumando que, tanto Yukio como Kiyoshi, habían puesto sus ojos en él, eso le molestó.

No más molesto que el rubio al ver lo descarado que había sido Etsuya para expresar su sentir, —una cosa es que te caiga mal y otra distinta que seas tan arico cuando no te ha hecho nada— le hizo saber.

Etsuya suspiró, comprendió que tenía que arreglar este asunto a menos que quisiera que Kiyoshi le molestara con él hasta que se hartase, —tienes razón, lo siento, no debí comportarme así —cedió apoyando su cabeza en el hombro de Kiyoshi, éste le rodeo los hombros con resignación al tiempo que suspiraba para terminar la plática.

—Creo que tienes que disculparte con él, no a conmigo —y Etsuya asintió sintiendo la calidez del hombre que apretaba su cuerpo con delicadeza.



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—Disculpa a Etsuya por su comportamiento —pidió Yukio mirando como el chico intentaba bailar entre tanta gente aglomerada en el SixtyMusic.

Tatsuya negó con la cabeza, —no hay problema, es claro que no le simpatizo —la tranquilidad con la que se expresó no dejó tranquilo a Nishima quien siguió insistiendo con el tema.

—Pero no es razón para tratarte así

—De verdad, no te preocupes, estoy acostumbrado a eso… —guardó silencio un instante, solo para buscar la frase para terminar el tema— siempre es igual, así que mejor ignora el hecho —zanjó con una frase que extrañó un poco al de cabellos multicolor.

—No estoy de acuerdo contigo pero estamos aquí para divertirnos… ¿o no? —decidido a dejar de lado lo sucedido, Yukio empezó a bailar en compañía de aquel hermoso chico.

—Sí, tienes razón. Olvidemos este incidente



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Pasaron un tiempo bailando, divirtiéndose cada quien por lados distintos, Yukio con Tatsuya y Kiyoshi con Etsuya. Los cuatro sonrientes, olvidando el tema en esos momentos. Después de un rato, todos fueron a la mesa para platicar de cosas triviales, siendo, por consiguiente, Tatsuya quien se quedara en silencio a escucharlos.

Yukio tenía más horas conociendo a Tatsuya y descubrió en él a una persona un poco solitaria. El castaño sentía que su acompañante era un chico alegre, siempre rodeado con sus amigos, eso le daba un poco de envidia, pero de igual manera, sentía la calidez fluir de ellos, una calidez que solo le brindó Ian.

—Ahora vuelvo —expresó una vez sacudió esos pensamientos de su cabeza y se dirigió al baño. Los tres restantes se quedaron viendo los pasos del castaño, entonces a Kiyoshi se le ocurrió que era el momento.

—Vamos Etsuya, es tu oportunidad —volteó a verle, el mencionado suspiró al levantarse de la mesa.

—Ok, lo haré

—Lo convenciste, eres el que mejor puede persuadirle —Yukio observaba como Etsuya perseguía a Tatsuya quien había entrado al pasillo que daba a los baños.

—No me pareció que le tratara tan mal

—Es demasiado celoso cuando vamos tras el mismo chico… —sonrió, sabía a qué le temía Etsuya, no quería que la amistad existente entre ellos se rompiera. Kiyoshi por su parte, le miró con una ceja levantada, —me di cuenta que también te gustó, eres mi amigo, te conozco —Yukio sonrió al tiempo que el rubio hacía lo mismo.

—Tienes razón, es demasiado hermoso para ignorarlo, a lo mejor Etsuya siente que habrá problema por esto

—Nuestra ley con él es siempre que con los otros chicos…

—Quien le conquiste primero y el otro se retira —mencionaron al mismo tiempo con la simpática risa al final de la frase.

—Siempre ha sido así. Ahora no será la excepción —concluyó Kiyoshi levantando la mano para pedir otra ronda de cervezas para la mesa entera.



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Había entrado al baño dirigiéndose al lavamanos, abrió el grifo y de inmediato empapó su rostro. Un par de veces más para después observar su reflejo, aquella mirada triste que presenciaba provocado por aquella sensación hacia Ian Kotetsu, extrañaba a aquel niño que le había abandonado y que hasta la fecha era una herida que no podía sanar.

«¿Por qué me abandonaste? No debiste irte… maldito Ian», pensó con amargura.

Fue entonces que se percató de la figura de Etsuya que se encontraba parado en la entrada del lugar con un gesto de sorpresa en su rostro.

—¿Qué quieres? —no podía ser más amable, ese chico en verdad lo había hecho sentir como un bicho, como todos, como su familia, era detestable.

Etsuya despertó de su ensoñación al escuchar esa voz tan amarga pues cuando entró no pudo más que sorprenderse al observar ese triste rostro, y su corazón se encogió con esa imagen, no solo porque se había arrepentido, sino porque un sentimiento de tristeza y soledad había sido instalado en lo más profundo de su ser al presenciarle en ese estado.

—Merezco que me hables así —susurró Etsuya con un profundo suspiro al cerrar su mirada.

—Habla —dijo cortante y seco Tatsuya.

—Lo siento… no era mi intención hablarte así

—¿Te pidieron que te disculparas? —preguntó con suspicacia Tatsuya.

—En parte sí, pero me hicieron ver mi error. Tatsuya, de verdad lo lamento, no he tenido un buen día… realmente lo siento —se disculpó, en parte justificando, era cierto que le habían pedido que se disculpara pero ahora se dio cuenta del error cometido al observarle.

Suspiró con resignación Tatsuya, recordando en el proceso una frase que le había dicho Katoo hacía unos meses, «debes tener más paciencia Tatsuya, eres muy agresivo con la gente, deberías conocerles más… tener amigos, te haría bien después de todo lo que te ha pasado». Si tenía razón, era tiempo que cediera un poco en aquella obstinación de autodefensa que saltaba de manera inconsciente, —No te preocupes, pero sería mejor que controlaras tu carácter —mencionó al tiempo que volvía a enjuagar su rostro.

—Gracias —sonrió Etsuya quien había escuchado aquellas palabras, al menos tendría por ese día un feliz descanso. Tatsuya y Kiyoshi tenían razón, debería controlar su carácter tan impulsivo en días como estos

—Vamos con ellos, seguro que se desesperan por quedarse solos

—Adelántate a la mesa, enseguida voy —seguido de sus palabras, Tatsuya se encerró en uno de los cubículos. Etsuya salió un momento después.

«¡Rayos! Ian, por favor… te necesito». Tatsuya golpeó débilmente una de las paredes internas del cubículo al tiempo que lágrimas empezaban a caer de su nublada y cerrada mirada, haciendo presente, los suaves gemidos de tristeza producto del llanto.



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Salió de los sanitarios con dirección a la mesa. En su mente, aún circulaba la imagen desfigurada de Tatsuya. Pensativo, su mente comparaba la actitud del chico, pues frente a la sociedad se mostraba un chico despreocupado y un poco frío, no obstante, la manera en que se presentó esa cara del chico, inesperada por supuesto, le hizo sentir completamente extraño y sentimental.

Saliendo de sus pensamientos al llegar junto a Kiyoshi, se percató de la ausencia de Yukio, seguro que le tocaba su turno en el escenario.

—Yukio…

—¿Te disculpaste? —interrumpió inesperadamente Kiyoshi al tenerle cerca, se había percatado desde la lejanía de su regreso, por su rostro no esperaba un resultado satisfactorio.

—Sí, lo hice… pero no tienes que ser tan duro —susurró un poco molesto por la interrupción, tomando su bebida, prefirió no comentar más del asunto.

—Etsuya, eres una persona muy amable pero hoy te desconozco. ¿Qué te sucede? —preocupado, Kiyoshi le tomó el hombro inclinando el cuerpo hacia Etsuya. No obstante, Taguchi negó el tema.

—Nada, en verdad

Suspiró no quedándole elección, con tal de evitar preocupaciones a Yukio y a él, Etsuya era capaz de guardar hasta lo más problemático que le sucediera, cosa que, por supuesto, no compartía con el castaño.

Y antes de que pudiera seguir con su cuestionamiento, el lugar alumbró el escenario, llamando la atención de ambos con la presencia del grupo de Yukio en el escenario.

—Parece que la función está por comenzar —, sorprendiendo a ambos por su repentina aparición, Tatsuya tomó asiento dispuesto a observar si el grupo era digno de la ayuda de Katoo.

—Sí, finalmente la actuación esperada —sonrió Kiyoshi volteando al escenario nuevamente. Era la oportunidad de su amigo, tenía que demostrarle al dueño del SixtyMusic que merecía otra ocasión para asistir al club.

—Veamos que tan bueno eres… Yukio Nishima —susurró sonriendo ante la posibilidad que le parecía opinar con Katoo esa noche, recordando las palabras que hace unos minutos le había comunicado por teléfono.

«—Tatsuya, necesito un favor especial esta noche.

—Dime, aunque es raro que le pidas favores a un niño.

—Dejemos esto a un lado, el tipo de música de este grupo es el metal rock, a ti te gusta el género… ¿no es cierto?

—Sí, me gusta, pero… ¿en qué quieres que te ayude?

—Escucha al grupo que viene, se supone que su vocalista es quien les da fama y necesito que le observes con atención. Solo por esta noche.

—De acuerdo, lo haré pero dime algo Katoo, ¿cómo se llama el vocalista?

—Yukio Nishima. Gracias por el favor, confío en tus gustos Tatsuya.»

Si claro, él mismo comprobaría que tan bueno era el chico para poder decidir si era capaz de llegar a ser un músico profesional. Sonrió bebiendo su cerveza, presenciando el actuar de Yukio en el escenario. Su música. Su estilo.



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La magia desprendida del grupo era increíble, la música y letra bien compaginadas, envueltas en una armonía que hipnotizaba a los presentes. No obstante, Yukio Nishima era quien, con su voz, hacía vibrar al público presente. Sin duda, era un chico con el talento necesario para subir a un escenario y brillar.

Katoo Soun se percató de las aptitudes del chico. Sentado en el segundo piso, en una de las salas VIP del SixtyMusic. Con copa en mano, sentado en aquel cómodo sillón y en compañía de Kousuke, el dueño, disfrutaba de lo que sus sentidos se percataban.

—¿Qué te parece este grupo? —cuestionó Kousuke del grupo en general, observando aquella sonrisa de Katoo.

—Tienen talento, pero…

—¿Algún problema?

—Me parece, que Nishima es el único con el brillo natural de una estrella… —entonces le volteó a ver con aquel gesto profesional, serio pero con una fría sonrisa de satisfacción —Nishima será un gran artista de la música para el grupo que está conformando Ji-Young —terminó para seguir disfrutando de ese tiempo.



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Acabando la actuación, Yukio sonrió al sentir la ovación de los presentes. Había sido una gran noche, la vibración de su guitarra junto con los instrumentos de sus compañeros, la voz que ese día parecía que quería salir en un hermoso canto digno de hermosos ángeles. Todo gracias a sus amigos presentes, de aquella oportunidad que se le había presentado.

Pero sobre todo, de aquellos castaños ojos que se le quedaron grabados en la mente, gracias a que Tatsuya se encontraba delante de él, justo la mesa que había tomado para que, ahora, los tres presenciaran su actuación.

Felicitó al resto del grupo tras bambalinas, no obstante, apresuró el paso para llegar a lado de sus amigos. Kiyoshi y Etsuya se fueron sobre él a abrazarle por tan buena actuación mientras que Tatsuya se quedó sentado, sonriendo simplemente.

—Felicidades amigo, de verdad, no me cansaré de decir que eres el mejor —hizo mención Kiyoshi en medio de su felicidad.

—Eres excelente Yukio, prendiste a todos los clientes con tu música. Felicidades —alegre también, Etsuya sonrió como nunca en ese día, ni siquiera la tontería que hicieron al despertar al rubio de forma tan drástica le había puesto tan feliz como en ese momento.

—Gracias chicos. Ustedes también son los mejores —y rió con ganas, con felicidad, con emoción. Tan solo esperaba que su esfuerzo de tanto tiempo, le devolviera en frutos con una respuesta afirmativa del invitado VIP que había traído Kousuke-san.

Entonces, la voz de Tatsuya se hizo presente, —felicidades Yukio, me has sorprendido —habló con sinceridad, ese chico había sabido entrar en sus gustos musicales a la perfección —podrías convertirte en un cantante famoso.

Atento, Yukio observó cómo se levantó de su asiento para abrazarle, felicitándole. Un abrazo cálido, esa fue la sensación que le dejó. Sonrió como nunca, no había sentido en tan corto tiempo un sentimiento tan cálido que llegara tan profundo, pero Tatsuya Katsumoto lo había logrado.

—Gracias —fue lo único que pudo decir en ese momento.

La vibración del celular de Tatsuya en su bolsillo se hizo presente entonces, sabía que era el momento de irse, —me tengo que ir chicos, fue un gusto conocerles —se despidió de todos con una leve inclinación para darse la vuelta y emprender camino hacia donde, seguro, Katoo le estaría esperando.

Pero la voz de Kiyoshi se hizo presente entonces, deteniéndole en el proceso —¿nos volveremos a ver? —le escuchó decir con duda y esperanza en su gruesa pero aguda voz.

Sonrió —claro que si —, se acercó para preguntar por su celular.

Kiyoshi se lo pasó para observarle anotar su número en él, ese chico también había captado poderosamente su atención. Un chico sensual pero misterioso que había tocado sus gustos. Sonrió al observarle acabar y verle partir. Tenía que conocerle, tenía que saber de él.

Etsuya por su parte se quedó pensativo, quería saber qué le había ocurrido a ese castaño. La reacción tan diferente que en tan pocas horas presenció, le dejó confundido, intrigado y con ganas de conocerle. Y porque no, poder hacerle su amigo, aunque las consecuencias con Yukio y Kiyoshi fueran desastrosas, o tal vez no ocurriera así, tal vez el chico no les haría caso.

Tatsuya se marchó con alegría, una sensación que no había sentido desde que Ian Kotetsu se presentó en su vida. Solo esperaba que en esta ocasión, la situación acabara diferente.

—Te divertiste —afirmó más que preguntar Soun al verle sonriendo.

—Sí… conocí gente interesante, en esta noche de Tokyo.




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